D E M O C R A T O P I A

LA PERCEPCIÓN DEL COLOR

INTRODUCCIÓN

La percepción del color ocupa un lugar central en el estudio de la percepción visual. Recoge aportaciones de disciplinas muy diversas. El conocimiento sobre el procesamiento del color está relativamente bien fundamentado. El tema del proce­samiento del color es un buen ejemplo de la forma en que teorías consi­deradas opuestas pueden resultar complementarias si se amplía el marco teórico de referencia. Como veremos más adelante, durante casi un siglo la teoría tricromática y la teoría de los procesos oponentes fueron consideradas como irreconciliables para explicar los fenómenos fundamentales relacionados con la percepción del color.

¿Por qué los colores se muestran en nuestra experiencia consciente de la forma en que lo hacen? La contestación a esta pregunta está fundamentada en tres principios: tricromaticidad, procesamiento oponente y constancia.

  1. LA APARIENCIA DEL COLOR

El estudio de la apariencia del color encontró su primera aportación funda­mental en el descubrimiento de Isaac Newton sobre la composición espectral de la luz. Cuando hizo pasar un rayo de luz solar a través de un prisma, Newton observó la aparición de un arco iris mostrando los colores del espec­tro luminoso. Hoy sabemos que la luz puede ser descrita en términos de onda[1] y en términos de corpúsculo[2].

  • La cantidad de luz y su medida

Según la concepción corpuscular[3], la luz está compuesta por paquetes elementales (cuantos) de energía, llamados fotones, que constituyen la uni­dad de medida de la cantidad de luz. La medición de la cantidad de luz puede hacerse desde dos perspectivas diferentes:

  • La radiometría, considera la luz como cualquier otro tipo de energía, sin hacer referencia al uso que puede hacerse de ella.

  • La fotometría que toma en consideración únicamente la cantidad de luz que es visualmente efectiva, es decir la cantidad de luz que se puede percibir, e introduce un factor de corrección en las medidas radiométricas basado en la sensibilidad de nuestros receptores.

Entre los diferentes conceptos foto-métricos son importantes para el estudio de la percepción:

  • Iluminancia (E) Es la cantidad de luz visualmente efectiva que incide so­bre una superficie. La unidad de medida de la iluminancia es el lux[4](lx).
  • Luminancia (L) Es la cantidad de luz visualmente efectiva emitida por una fuente de luz extensa. Su unidad de medida es la candela por metro cuadrado[5] (cd • m2).

La proporción de cantidad de luz recibida que una superficie emite viene dada por el cociente entre la cantidad de luz emitida (luminancia) y la canti­dad de luz recibida (iluminancia) y se denomina reflectancia.

  • El espectro electromagnético

El espectro electromagnético ordena los distintos tipos de energía en función de la longitud de onda que caracteriza a cada una de ellas. Sólo una pequeña parte del espectro electromagnético, la comprendida entre los 400 y 700 nm2, tiene efectividad visual y consti­tuye el espectro.

La distribución espectral de una luz es la función que describe la cantidad de luz que contiene en cada una de las longitudes de onda. La luz solar con­tiene una cantidad aproximadamente igual en todas las longitudes de onda aunque tanto al salir como al ponerse el sol predomina la presencia de las longitudes de onda larga. Es un factor determinante de la percepción en la estimulación del color.

  • La codificación del color

El color es una sensación consciente resultante de la interacción de nuestros sentidos con la estimulación luminosa. La longitud de onda es el parámetro estimular preferentemente relacionado con la sensación de color pero solamente representa el primer paso en la cadena causal de acontecimientos que determinan esa sensación. Al conjunto de procesos que completan esa cadena causal podemos llamarlos procesos de codificación del color[6].

Las estrategias científicas utilizadas para estudiar la codificación del color son de dos tipos:

  • Las estrategias psicofísicas: Estudian la relación entre la manipulación de las características del estímulo lumi­noso y la experiencia de color.
  • Las estrategias fisiológicas: Estudian la relación tanto de las características es­timulares como de la experiencia sensorial con los distintos componentes del sistema visual.

  • Los atributos del color

La forma en que los colores aparecen en nuestra experiencia consciente puede describirse por referencia a tres atributos básicos: matiz, saturación y brillo/ claridad. Son atributos psicológicos que hacen referencia a nuestra experien­cia consciente y deben ser claramente diferenciados de las dimensiones físicas del estímulo con las que están relacionadas.

  • El matiz de un color hace referencia a la cualidad que diferencia un color de otro; es el aspecto cualitativo que nos permite clasificarlo con términos como rojo, verde o Estos colores forman parte del grupo de colo­res espectrales. Sin embargo no debe confundirse el matiz con la longitud de onda. Hay colores que no están relacionados con una longitud de onda determinada, como es el caso de los colores no espectrales (mezcla luces monocromáticas). A los colores tanto espectra­les como no espectrales se les da el nombre de cromáticos. Otros colores, como son el blanco, gris y negro se comprenden mejor en relación con la dimensión de claridad que con el matiz, por ello suelen llamarse acromáti­cos. En sentido estricto, por tanto, el matiz hace referencia a los aspectos cualitativamente diferentes de la experiencia de color que tienen relación con diferencias de longitudes de onda o con mezclas de diferentes longitu­des de onda.
  • La saturación hace referencia a la pureza cromática que presenta el co­lor. Se define como el atributo de una sensación visual que permite hacer un juicio sobre el grado en que un estímulo cromático difiere de un acromático independientemente de su brillo. Por ejemplo, un color rosa es un rojo con poca saturación resultante de la mezcla de rojo con blanco.
  • El brillo / claridad son dos atributos distintos aunque relacionados. El brillo es el atributo de la sensación visual por el que un estímulo visual apare­ce más o menos intenso. El brillo hace referencia a la mayor o menor cantidad de luz que un estímulo visual parece emitir y está preferentemente relaciona­do con la luminancia por lo que a veces es definido de modo informal como luminancia percibida. La claridad es un atributo asociado a la percepción de estímulos que re­flejan luz, como son la mayor parte de las superficies. La claridad está rela­cionada con la reflectancia más que con la luminancia, por lo que a veces se define como reflectancia percibida. Todas las superficies coloreadas tienen al­gún grado de claridad, oscilando entre valores que van de clara a oscura, pero estos cambios de claridad aparecen de forma más patente en las superficies acromáticas. Es útil asociar la claridad con la dimensión blanco-gris-negro y utilizar los términos claro y oscuro por aproximación a esta dimensión. En general, es conveniente reservar el término brillo para referirse a los cambios de intensidad de fuentes que emiten luz y utilizar el término claridad cuando se trata de superficies que reflejan luz.
    • Sistemas de ordenación de los colores

El sistema de Munsell es uno de los primeros sistemas construidos con la finalidad de medir la apa­riencia del color sobre la base de las tres dimensiones de matiz, claridad y saturación que acabamos de estudiar. Otro procedimiento par­ticularmente importante es relacio­nado con la codificación de la longitud de onda.

  • El sistema de colores de Munsell (CONTENIDO ELIMINADO COMO MATERIA EXAMEN)

En 1905 el artista y profesor de arte Albert Munsell publicó un sistema de organización de los colores sobre la base de 3 dimensiones de matiz, claridad y saturación.

  • La codificación de la longitud de onda

El primer paso en la codificación de la longitud de onda tiene lugar en el nivel de los receptores. En ese primer nivel dos clases de receptores visuales, bastoncillos y conos, determinan dos sistemas de visión que presentan carac­terísticas muy diferentes. El sistema de visión escotópica[7], que depende de los bastoncillos, es un sistema adaptado a las situaciones de bajo nivel de ilumi­nación. Los bastoncillos son extremadamente sensibles a la luz y no difieren entre sí en su respuesta a la longitud de onda. Sin embargo, la sensibilidad de los bastoncillos no es la misma para cada una de las longitudes de onda.

El estudio psicofísico de la respuesta del sistema de visión escotópica a la longitud de onda de una luz se realiza mediante un experimento de iguala­ción escotópica. El resultado de este tipo de experimento es que, en condiciones de baja iluminación los observadores pueden ajustar la intensidad de la luz primaria hasta igualar cualquier luz de prueba. Este resultado muestra de forma clara que la distribución espectral relativa de la luz es irrelevante para el funcionamiento del sistema visual escotópico; éste sólo es sensible a la cantidad de luz. Ahora bien, la intensidad de la luz primaria para conseguir la igualación no es la misma para todas las luces de prueba, lo que indica que el sistema de visión escotópica es más sensible a unas longitudes de onda que a otras.

El sistema de visión fotópica[8], que depende de los conos, es un sistema especialmente adaptado a situaciones de alta iluminación y está directamente relacionado con la codificación diferencial de la longitud de onda. No todos los conos responden de la misma forma a la longitud de onda, unos son más sensibles a las longitudes de onda cortas, otros a las longitudes de onda me­dias y otros a las longitudes de onda largas. El estudio psicofísico de la res­puesta del sistema de visión fotópica a la longitud de onda de una luz se reali­za mediante un experimento de igualación de color.

El resultado de este tipo de experimento es que, en condiciones de alta iluminación los observadores pueden igualar todas las luces de prueba mediante la manipulación de las cantidades de luz de las tres luces primarias. Las dos partes del campo visual, a pesar de que tienen la misma apariencia, no tienen la misma distribución espectral por lo que al color resultante de la mezcla de las tres luces primarias se le da el nombre de metámero. El conjunto de luces primarias que se pueden utilizar en un experimento de igualación de color debe cumplir una condición y es que ninguno de los colores primarios pueda obtenerse por la mezcla de los otros dos, sus longitudes de onda deben estar amplia­mente separadas en el espectro visible. Con el fin de tipificar las referencias colorimétricas, La Comisión Internacional de Iluminación (CIE), ha utilizado como primarios de su sistema RG B (rojo, verde, azul) tres luces de 700, 546.1 y 435.8 nm. Las cantidades de Red [r (A,)], Green [g (?i)] y Blue [b (^)] necesarias para igualar los colores de prueba correspondientes al espectro visible se denominan valores triestímulo y están expresadas en unidades tricromáticas[9].

La ecuación del color es la expresión que determina la cantidad de cada luz primaria que es necesaria para lograr la igualación del color (E) corres­pondiente a una determinada longitud de onda (?).

La mezcla de luces puede expresarse en términos de una ecuación lineal porque cumple las propiedades de homogeneidad[10] y superposición[11]. Aunque esté implícitamente supuesto, es conveniente caer en la cuenta de que la mezcla de colores también tiene las propiedades simétrica y transitiva[12]

  • El diagrama de cromaticidad

Dado que en toda mezcla de luces, la cantidad de luz en la mezcla es igual a la suma de las cantidades de cada luz primaria, se puede definir un sistema de coordenadas basado en la contribución proporcional de cada luz primaria al total de la mezcla.

Un sistema de represen­tación de los colores basado en coordenadas de cromaticidad puede utilizar solamente dos coordenadas ya que el valor de la tercera coordenada viene determinado por la diferencia entre uno y la suma de los valores de las dos coordenadas que se utilizan en la representación bidimensional.

El diagrama de cromaticidad está basado en el sistema X Y Z cuyos valores primarios no corresponden a un conjunto particular de luces primarias sino que son trans­formaciones lineales del sistema RGB . Estas transformaciones se hicieron con el propósito de tipificar la representación y teniendo en cuenta una serie de ventajas, entre ellas la de que los valores triestímulo fueran todos positivos.

El diagrama de cromaticidad nos permite también determinar los pares de colores complementarios[13], que son aquellas parejas de colores que, mez­cladas en proporciones adecuadas, producen una igualación con un color acromático. En el diagrama de cromaticidad, los puntos opuestos del perímetro que están unidos por una recta que pasa por el punto de referencia D, determinan lon­gitudes de onda que son complementarias. No todas las longitudes de onda tienen complementaria.

  • La mezcla de pigmentos

La resultante de una mezcla de luces de colores es igual a la suma de la cantidad de luz de las luces primarias, por ello se llama también mezcla aditiva de colores. El caso más frecuente de mezcla no aditiva es la mezcla de pigmentos o sustractiva , tal como la puede llevar a cabo un pintor en su paleta. En este caso la mezcla suele llamarse sustractiva porque hay que tomar en consideración las longitudes de onda que son ab­sorbidas y las que son reflejadas por los pigmentos. Ejemplo: Un pigmento azul absorbe longitudes de onda altas y refleja las bajas que son las que le proporcionan la apariencia azul. Un pigmento amarillo absorbe las ondas bajas y refleja las altas. En la mezcla de ambos pigmentos, el azul absorbe las altas y el amarillo las bajas por lo que en la mezcla las longitudes de onda más reflejadas son las medias, que producen una sensación verde.

  1. TRICROMATICIDAD

La experimentación con mezcla de luces que hemos estudiado, fue el funda­mento más sólido de la teoría tricromática del color. Esta teoría fue propuesta en 1777 por George Palmer e independientemente vuelta a descubrir por Thomas Young en 1802. La teoría fue posteriormente elaborada por Maxwell y Helmholtz y suele ser conocida como la teoría tricromática de Young y Hel­mholtz. En su vertiente psicofísica, postulaba que las sensaciones de color fundamentales eran tres: rojo, verde y azul. En su vertiente fisiológica, mantenía la existencia de tres tipos de receptores especialmente sensibles a diferentes longitudes de onda. Cada uno de los receptores respondía preferentemente a un tipo de longitud de onda, uno a las cortas, otro a las medias y otro a las largas. No obstante, cada uno de ellos era diferencialmente sensible a un rango de longitudes de onda amplio, por lo que se daba un cierto grado de solapamiento entre las distribuciones de sen­sibilidad de los tres receptores. Cada uno de los receptores, considerado de forma aislada, era ciego al color; sin embargo, debido al solapamiento de las funciones de sensibilidad, cualquier longitud de onda era capaz de estimular de forma diferente a cada receptor. El patrón de activación producido en los receptores por las distintas longitudes de onda era el responsable directo de la experiencia de color.

La teoría tricromática explica bien las deficiencias cromá­ticas. La fisiología actual nos permite afirmar que, en el nivel de los receptores, la codificación del color tiene lugar de acuerdo con los postulados fundamentales de la teoría tricromática.

  • Las deficiencias cromáticas
  • Acromatopsia: Ceguera al color que reduce la visión a la dimensión de claridad en la gama de blancos, grises y negros. Se da en muy raros casos. Las personas que la padecen no necesitan más que una luz primaría en un experimento de igualación.
  • Dicromatopsia: Quien la padece sólo tiene dos de los tres tipos de receptores del color, por lo que un dicrómata sólo necesita utilizar dos luces primarias para igualar una luz de prueba en un experimento de igualación de colores.

Dependiendo del tipo de receptor que falte, pueden presentarse tres tipos de dicromatopsia.

  • Los protanopas carecen de recepto­res de onda larga. Deficientes en rojo, usan el verde y azul.
  • Los deuteranopas carecen de receptores de onda media (daltonismo). Deficientes en verde, usan el rojo y azul.
  • Los tritanopas carecen de receptores de ondas cortas. Deficientes en azul, usan el verde y rojo.

Existen otros tipos de anomalías llamadas tricromáticas que no son debi­das a la falta de un tipo determinado de receptor sino a un funcionamiento anómalo de los receptores. Quienes las padecen pueden igualar cualquier color con una mezcla de tres luces primarias pero la mezcla difiere de la utili­zada por las personas consideradas normales.

  • Fisiología de los fotorreceptores

A mediados del siglo veinte la investigación fisiológica fue capaz de aislar y extraer el fotopigmento de los bastoncillos llamado rodopsina[14]. Cuando este fotopigmento es expuesto a la luz, sufre una serie de modificaciones químicas que acaban produciendo un cambio gradual en el potencial de membrana. Una característica de todo este proceso es que no cambia a pesar de que cambie la longitud de onda que es absorbida. Es decir, la secuencia de reacciones es la misma cuando se absorben unas ondas u otras. A esta propiedad se le da el nombre de univa­rianza significando con ello que el fotopigmento establece una correspondencia entre toda la gama de longitudes de onda del espectro visible y un único tipo de output que es la tasa de absorción. La respuesta de la rodopsina no codifica información alguna sobre la composición espectral de la luz y por ello no somos capaces de discriminar luces de diferente color en condiciones de visión escotópica. Univarianza no significa que la rodopsina absorba de igual forma todas las longitudes de onda; no es así, de hecho es más sensible a las longitudes de onda media que a las bajas o altas, como se ha visto antes en la función de sensibilidad escotópica. Univa­rianza significa que, una vez absorbidos, los cuantos de cualquier longitud de onda tienen el mismo efecto visual. Utilizando una gran variedad de procedimientos, hace tiempo que se había establecido la existencia de tres tipos de conos que presentan una sensibilidad diferente a las distintas longitudes de onda.

  • Conos S; tienen una sensibilidad máxima en torno a los 440 nm.
  • Conos M muestra mayor capacidad de absorción para las longitudes de onda medias, con un máximo en torno a los 530 nm.
  • Conos L es más sensible a las longitudes de onda largas y su pico máximo se sitúa en torno a los 560 nm.

Los conos L son los más abundantes en la retina humana, son aproximadamente el doble que los conos M. Los más escasos son los conos S que vienen a representar entre el cinco y el diez por ciento de la población de conos.

  1. PROCESAMIENTO OPONENTE

Varios fenómenos rela­cionados con la percepción del color encontraban difícil acomodo en la teoría tricromática.

Fenómenos que cuestionan la teoría tricromática:

  • Tareas de clasificación de colores. Hering observó que, cuando se pedía a los sujetos el agrupamiento de un conjunto de fichas de diferentes colores, el número de categorías más frecuentemente utilizado era cuatro: rojo, verde, azul y amarillo. Si los colores fundamentales fueran tres, ¿por qué se utilizaba el amarillo como categoría independiente de las otras tres?
  • Combinaciones de colores[15]. Aunque la teoría tricromática es capaz de predecir el resultado de la mezcla de luces, no es capaz de explicar por qué no podemos tener experiencia de determinadas combinaciones.
  • Deficiencias cromáticas. Guardan relación con la falta de determinados fotorreceptores, sin embargo, la pérdida de la experiencia de color no ocurre de forma indivi­dualizada para cada uno de ellos, sino que tiene lugar por pares, y los em­parejamientos no son arbitrarios sino que afectan al par rojo-verde o al par azul-amarillo.
  • Posefecto de color. Si un observador fija su vista en una superficie co­loreada durante cierto tiempo y, a continuación, cambia su mirada a una su­perficie blanca, esta superficie adquirirá la apariencia del color oponente al que tenía la primera superficie. Este fenómeno se conoce con el nombre de posefecto de color y está íntimamente relacionado con el fenómeno de adaptación cromática que consiste en la perdida de sensibilidad para un de­terminado matiz como consecuencia de una exposición repetida a ese mismo matiz.

Fenómenos como estos llevaron a muchos autores a defender la existencia de más de tres colores fundamentales. Por ejemplo, Ernst Mach, famoso físico y filósofo austríaco, propuso la existencia de seis colores fundamentales: rojo, verde, azul, amarillo, blanco y negro. Sin embargo, la teoría que se opuso con más fuerza a la teoría tricromática fue la de Ewald Hering.

  • Teoría de Hering

Hering, siguiendo a Mach, sostuvo la existencia de seis colores fundamentales, relacionados en pares amarillo-azul, rojo-verde y blanco-negro. Defendía la existencia de tres sistemas retinianos, por lo que el número de receptores postulados no era diferente del postulado por la teoría tricromática. La diferencia fundamental radicaba en la forma de entender el funcionamiento de esos mecanismos. Para Hering, cada recep­tor estaba preferentemente dedicado al procesamiento de un par de colores oponentes y la respuesta de los recep tores no era monofásica (excitatoria), sino bifásica (excitatoria e inhibitoria). Hering asumió la existencia de tres sustancias visuales en la retina, cada una capaz de experimentar un cambio químico en una de dos direcciones antagónicas: asimilación y desasimilación y relacionó la fase de asimilación de cada sustan­cia con la codificación del azul, el verde y el negro, y la fase de desasimilación con la codificación del amarillo, el rojo y el blanco respectivamente, segundo con la asimilación.

  • Teoría de Hurvich y Jameson

Hurvich y Jameson utilizaron un procedimiento psicofísico conocido como experimento de cancelación de matiz[16]. Sobre la base de estos resultados, Hurvich y Jameson propusieron una teoría de la codificación del color de dos fases que reconciliaba la teoría tricromática de Helmholtz con la teoría de los procesos oponentes de Hering. La teoría tricromática era fundamentalmente correcta en el nivel de los receptores puesto que solamente existían tres tipos de fotorreceptores en la retina que se activaban en distinto grado ante cada longitud de onda. Sin em­bargo, en una segunda fase se producía una nueva codificación en términos de procesos oponentes de forma que determinados mecanismos cerebrales codificaban el par rojo-verde mientras otros mecanismos codificaban el par azul-amarillo. Hurvich y Jameson postularon además la existencia de un ter­cer mecanismo no oponente para el par blanco-negro encargado de procesar la claridad. Este modelo estaba fundamentado en los datos psi­cofísicos procedentes de experimentos de cancelación de matices. En la más pura tradición de la psicología experimental, postulaba la existencia de deter­minados mecanismos neuronales para explicar los datos psicofísicos, pero no estaba apoyado en evidencia fisiológica directa.

  • Investigaciones de DeValois

Las ideas de Hurvich y Jameson, y en consecuencia la teoría de los procesos oponentes, encontraron apoyo fisiológico en las investigaciones de Rusell De-Valois y sus colaboradores. Estos in­vestigadores descubrieron en el núcleo geniculado lateral (NGL) del tálamo de primates, células que respondían selectivamente al color de una forma similar a la postulada por la teoría de los procesos oponentes. Unas células eran activadas por la luz roja e inhibidas por la luz verde y otras respondían de forma opuesta, se activaban ante la luz verde y eran inhibidas por la luz roja. Lo mismo ocurría para el par azul-amarillo. Una células eran activadas por la luz azul e inhibidas por la amarilla, mientras que otras presentaban el patrón opuesto. Además encontraron células no oponentes, algunas de las cuales eran excitadas por cualquier tipo de longitud de onda e inhibidas por la ausencia de luz y otras que eran activadas por la ausencia de luz e inhibi­das por su presencia. En conjunto, las células descubiertas por De Valois y colaboradores presentaban un patrón de codificación del color que estaba de acuerdo con la teoría de los procesos oponentes. Estos resultados, junto con los tres tipos de fotorrectores del color, proporcionaron un impulso defini­tivo a las teorías duales de procesamiento del color como la propuesta por Hurvich y Jameson.

  • Avances recientes (CONTENIDO ELIMINADO COMO MATERIA EXAMEN)
    • Investigación empírica (CONTENIDO ELIMINADO COMO MATERIA EXAMEN)
    • Elaboración teórica (CONTENIDO ELIMINADO COMO MATERIA EXAMEN)
  1. LA CONSTANCIA DEL COLOR (CONTENIDO ELIMINADO COMO MATERIA EXAMEN)
    • La constancia de la claridad (CONTENIDO ELIMINADO COMO MATERIA EXAMEN)
  2. CATEGORIZACIÓN DEL COLOR

El espectro visible está formado por una banda continua de longitudes de onda que, en términos generales, se extiende entre los 400 y 700 nanometros (nm). Toda esta gama de longitudes de onda es codificada en primer lugar por tres tipos diferentes de receptores y recodificada posteriormente sobre la base de tres pares de colores oponentes: rojo-verde, amarillo-azul y blanco-negro. Sin embargo, nuestro vocabulario está repleto de términos referentes a colores que van mucho más allá de los seis colores mencionados: rosa, marrón, malva, naranja, pardo, morado, marfil, oro, púrpura, caqui, cian, violeta, beige, crema, burdeos, bermellón, etc. El mundo de los colores está abierto al aprendizaje discriminativo[17] y es también el resultado de influencias culturales que, me­diante la creación de categorías perceptivas, nos enseñan a ver el mundo de una forma determinada. El problema que ahora se nos plantea es el grado de generalidad o de relativismo particular que cabe esperar en el mundo de las categorías del color.

Durante un tiempo se pensó en términos de mero relativismo cultural; las personas de distintas culturas aplican nombres a los colores de acuerdo con su experiencia. La generalización de esta tesis llevó a pensar que la forma en que las distintas culturas fragmentan el espectro luminoso en categorías de color era arbitraria.

Berlin y Kay, dos antropólogos, hi­cieron un estudio sobre los términos básicos del color que demostró la exis­tencia de unas tendencias comunes entre las distintas culturas. Comenzaron por definir como términos básicos de color aquellos que reunie­sen las siguientes condiciones:

  • Términos formados por un único lexema[18].
  • Términos referidos al color y no a un obje­to o material determinado[19].
  • Términos ampliamente utilizados para designar el color de una gran variedad de objetos[20].
  • Los términos debían tener una frecuencia alta de uso en la lengua de la cultura estudiada[21].

Berlin y Kay estudia­ron directamente 20 lenguas diferentes con métodos experimentales y otras 78 por medio del análisis de escritos. Encontraron que en todo el conjunto de lenguas estudiadas se podían discriminar doce términos básicos de color: rojo, verde, amarillo, azul, blanco, negro, gris, marrón, rosa, naranja, púrpura, y un azul claro que en muchas culturas tiene un término único para designar­lo. Posteriormente Kay y McDaniel ampliaron este conjunto de doce a dieciseis para incluir términos muy comunes en varias culturas que hacen referencia a subconjuntos de los doce anteriores. Los cuatro términos añadi­dos fueron: cálido, que puede referirse a rojo o a amarillo, frío para el azul o verde, claro-cálido, que abarca a blanco o rojo o amarillo, y oscuro-frío, para el negro o azul o verde. El segundo descubrimiento que hicieron fue la utilización de únicamente 22 conjuntos diferentes de colores de entre los millones de conjuntos que pueden realizarse con esos 16 términos básicos para designar los colores.

Lejos de un relativismo cultural, los resultados de Berlin y Kay han puesto de manifiesto que los tér­minos básicos de color se mueven en torno a los seis colores fundamentales que Hering había postulado, aunque el modo de agrupamiento en cada cul­tura sea diferente.

Recientes investigaciones llevadas a cabo por Semir Zeki han proporcionado importantes indicios sobre las estructuras neuronales que pueden estar implicadas en las fases superiores de procesamiento del color. Fueron las investigaciones de Zeki las que relacionaban la constancia del color con el procesamiento que tiene lugar en V4. En sus últimas investigacio­nes, Zeki y Marini han utilizado escenas de objetos reales que en unos casos eran acromáticas y en otros estaban dotadas de color. Además, en este último caso, los colores podían ser apropiados para los objetos representados (fresas rojas, por ejemplo) o ser inapropiados (fresas azules). Utilizaron resonancia magnética funcional para registrar la actividad cerebral de los participantes ante la proyección de las escenas. Los resultados mostraron que, al comparar las activaciones producidas por los objetos con colores apropiados con las producidas por los mismos objetos pero acromáticos, se producía una mayor activación del giro fusiforme pero, en este caso, implicaba a zonas del giro fusiforme que no se activaban ante la presencia de un Mondrian, Otras zo­nas que también se activaron diferencialmente fueron el giro parahipocam­pal, situado en la zona media del lóbulo temporal, y el mismo hipocampo. Curiosamente, estas zonas no se activaron cuando los objetos mostraban colores inapropiados. Zeki ha interpretado estos resultados en el sentido de que estas estructuras neuronales no llevan a cabo un análisis abstracto del color sino que están relacionadas con la interacción del color con los objetos y con la memoria de los colores de los objetos. Es probable que sean estas estructuras las que estén preferentemente relacionadas con la categorización del color.

RESUMEN

Teorías que en un principio parecían irreconciliables han podido ser valoradas en su justa apor­tación al descubrir las diferentes fases a través de las cuales el sistema visual procesa el color. A medida que el procesamiento del co­lor se hace más complejo, mayor es la intervención de todo el conocimiento a disposición del sistema visual para precisar la información que necesita el organismo.

 

Fuente:

  • Luna Blanco, M. D., & Tudela Garmendía, P. (2011). Percepción visual (2ª, 1ª reimp. ed.). Madrid: Trotta.

[1] La consideración de la luz como ondaes útil para comprender su composición espectral y los aspectos cualitativos del color.

[2] La consideración de la luz como corpúsculo se refiere a la cantidad de luz asociada a los colores.

[3] La teoría corpuscular estudia la luz como si se tratase de un torrente de partículas sin carga y sin masa llamadas fotones, capaces de transportar todas las formas de radiación electromagnética. Esta interpretación resurgió debido a que, la luz, en sus interacciones con la materia, intercambia energía sólo en cantidades discretas (múltiplos de un valor mínimo) de energía denominadas cuantos. Este hecho es difícil de combinar con la idea de que la energía de la luz se emita en forma de ondas, pero es fácilmente visualizado en términos de corpúsculos de luz o fotones.

[4] El lux (símbolo lx) es la unidad derivada del Sistema Internacional de Unidades para la iluminancia o nivel de iluminación. Equivale a un lumen /. Se usa en la fotometría como medida de la luminancia, tomando en cuenta las diferentes longitudes de onda según la función de luminosidad, un modelo estándar de la sensibilidad a la luz del ojo humano.

[5] La candela (símbolo cd) es una de las unidades básicas del Sistema Internacional, de intensidad luminosa. Se define como: La intensidad luminosa en una dirección dada, de una fuente que emite una radiación monocromática de frecuencia 540×1012 hercios y de la cual la intensidad radiada en esa dirección es 1/683 W vatios por estereorradián.

[6] Procesos encargados de transformar un código fí­sico, expresado en términos de longitudes de onda, en un código psicológico, expresado en términos de experiencias conscientes de color.

[7] La visión escotópica es aquella percepción visual que se produce con niveles muy bajos de iluminación.

[8] La visión fotópica es la percepción visual que se produce con niveles de iluminación diurnos (a plena luz del día).

[9] Las unidades tricromáticas se establecen por referencia a un experimento de igualación en el que el estímulo de prueba es un blanco con un espectro igual de energía en todas las lon­gitudes de onda. Las cantidades de luz de cada luz primaria necesarias para igualar este blanco son las que se toman como unidad de referencia.

[10] La homoge­neidad supone que una igualación persiste si ambos términos de la ecuación se multiplican por una constante.

[11] La super­posición supone que si a ambos lados de la ecuación se suma una constante, la igualación persiste. Esta propiedad suele conocerse con el nombre de ley aditiva de Grassmann..

[12] La propiedad simétrica implica que si el estímulo A iguala el color del estímulo B entonces el estímulo B iguala el color del estimulo A. La propiedad transitiva implica que si el estimulo A iguala al B y B iguala C entonces el estímulo A iguala C.

[13] Técnicamente longitud de onda complementaria se define como la longitud de onda del estimulo monocromático que, cuando se mezcla aditivamente en proporciones adecuadas con el estímulo en consideración, produce una igualación con un color acromático determinado (el de referencia).

[14] La rodopsina es una proteína transmembranal que se encuentra en los discos de los bastones de la retina. Los bastones, que contienen rodopsina, son los responsables de la visión en condiciones de baja luminosidad.

[15] Por ejemplo, el púrpura es un color que parece ser rojo y azul, el naranja responde a una mezcla de rojo y amarillo, pero no existe experiencia de colores que respon­dan a combinación de rojo y verde o de azul y amarillo.

[16] En este tipo de experimento, se pide al observador que juzgue si una luz de prueba tiene apariencia, por ejemplo, rojiza o verdosa. Si la apariencia es rojiza, el observador debe añadir luz verde hasta cancelar la impresión de luz rojiza. Si aparece verdosa, la luz que debe añadir es la roja. La idea central en el procedimiento consiste en la cancela­ción mutua de los matices oponentes de forma que, una vez que el matiz rojo o verde de la luz de prueba ha sido cancelado, la luz de prueba, más la luz añadida para cancelar, adquiere una tonalidad amarilla, azul o gris.

[17] Responder de distinta forma ante estímulos diferentes.

[18] Este requisito excluía los nombres compuestos de colores tales como azul marino, azul claro, etc.

[19] Este requisito excluía términos como dorado, marfil, crema, salmón, caqui etc.

[20] Este requisito excluía términos locales tales como rubio o moreno que sólo se aplican a objetos determinados tales como la piel o el pelo.

[21] Este requisito excluía los términos demasiado técnicos o sofis­ticados.

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