D E M O C R A T O P I A

Introducción al estudio de la Personalidad: Unidades de análisis

INTRODUCCIÓN

El término personalidad procede de la palabra latina persona que se refería a las máscaras que los actores utilizaban en las representaciones teatrales. Hasta la Edad Media, lo que hoy entendemos por personalidad quedaba recogido en conceptos como razón, psique, o ser humano. Actualmente, el significado de la palabra personalidad recoge 8 acepciones:

  1. Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra.
  2. Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas.
  3. Persona con relieve, que destaca en una actividad o en un ambiente social.
  4. Inclinación o aversión que se tiene a una persona, con preferencias o exclusión de las demás.
  5. Dicho o escrito que se contrae a determinadas personas, en ofensa o perjuicio de estas.
  6. Actitud legal para intervenir en un negocio o para comparecer en juicio.
  7. Representación legal y bastante con que alguien interviene en él.
  8. Conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente.

Las acepciones más aproximadas a su uso en esta asignatura serían la 1 en la que se enfatiza que la personalidad es lo que constituye a una persona y la distingue de otra, y la 8, en la que se sugiere que lo que constituye a una persona, su personalidad, viene dada por un conjunto de cualidades. El resto de las acepciones no se asumirían en esta disciplina, desde sus visiones en el campo del derecho (acepciones 5, 6 y 7), a las dirigidas a enfatizar aspectos relativos a una determinada valoración (acepciones 2, 3 y 4).

La utilización cotidiana del término cumple una función adaptativa importante: en función de nuestra idea de cómo es una persona, adaptamos nuestro comportamiento cuando nos relacionamos con ella. Pero también tiene un aspecto inadecuado, y es que el uso que cotidiano del concepto lleva asociado a veces connotaciones de valor, al transmitir que hay personalidades mejores o peores. Todos actuamos como psicólogos de la personalidad. La diferencia entre el psicólogo de la personalidad “profesional” del amateur es que el primero,

 debe proponer modelos teóricos basados en evidencias sistemáticas y científicamente contrastadas, mientras que el amateur puede aceptar teorías y supuestos poco claros, que le permiten reinterpretar hechos si no se ajustan a sus creencias.

CONCEPTO DE PERSONALIDAD

Hay muchas definiciones. Elementos de enorme relevancia para predecir, explicar y entender la conducta serian:

  1. La personalidad es un constructo hipotético, inferido de la observación de la conducta, no siendo una entidad en sí mismo.
  2. La utilización del término personalidad, no implica connotaciones de valor sobre la persona caracterizada.
  3. La personalidad incluye una serie de elementos (rasgos o disposiciones internas), relativamente estables a lo largo del tiempo, y consistentes de unas situaciones a otras, que explican el estilo de respuesta de los individuos. Estas características de la personalidad de naturaleza estable y consistente, permite que podemos predecir la conducta de los individuos.
  4. La personalidad también incluye otros elementos (cogniciones, motivaciones, estados afectivos) que influyen en la determinación de la conducta y que pueden explicar la falta de consistencia y de estabilidad de esta en determinadas circunstancias.
  5. La personalidad abarcará tanto la conducta manifiesta como la experiencia privada, es decir, incluye la totalidad de las funciones y manifestaciones conductuales.
  6. La conducta será fruto tanto de los elementos más estables como de los aspectos más determinados por las influencias personales, sociales o culturales.
  7. La personalidad es algo distintivo y propio de cada individuo a partir de la estructuración peculiar de sus características y elementos.
  8. El individuo buscará adaptar su conducta a las características del entorno en que se desenvuelve, teniendo en cuenta que su percepción de este va a estar guiada por sus propias características personales.

Uniendo estas características, Bermúdez propone la siguiente definición: Organización relativamente estable de aquellas características estructurales y funcionales, innatas y adquiridas bajo las especiales condiciones de su desarrollo, que conforman el equipo peculiar y definitorio de conducta con que cada individuo afronta las distintas situaciones.

Costa y McCrae, apoyándose en la definición de Allport, consideran que en una definición de personalidad deben estar presentes los siguientes aspectos (los tres primeros derivarían de la definición de Allport):

  1. Una organización dinámica o conjunto de procesos que integran el flujo de la experiencia y la conducta.
  2. Sistemas psicofísicos, que representan tendencias y capacidades básicas de individuo.
  3. Forma característica de pensar y comportarse, hábitos, actitudes, o en general, adaptación al entorno.
  4. Influencias externas, incluyendo tanto la situación inmediata como las influencias sociales, culturales e históricas.
  5. La biografía objetiva, o cada acontecimiento significativo en la vida de cada uno.
  6. El autoconcepto, o el sentido del individuo de quién es él.

Tendencias básicas: disposiciones personales, innatas o adquiridas, que pueden ser o no cambiables o modificables con la experiencia a lo largo del ciclo vital, como los rasgos, la orientación sexual, la inteligencia, o las habilidades artísticas.

Adaptaciones características: hábitos de vida, las creencias, los intereses, las actitudes, o los proyectos personales, así como las relaciones y los roles sociales, que serían adaptaciones interpersonales.

Autoconcepto: visión que tiene el individuo de cómo es.

Los procesos dinámicos son los mecanismos que relacionan los distintos elementos del modelo. Desde el modelo de Costa y McCrae: las tendencias básicas y las influencias externas serían consideradas como las fuentes últimas de explicación de la conducta, entendiéndose como las unidades básicas de la personalidad.

Caprara y Cervone: la psicología de la personalidad debe ir más allá de la identificación de las tendencias de nivel superficial para analizar los mecanismos afectivos y cognitivos que contribuyen de forma causal al funcionamiento de la personalidad.

Pervin: la personalidad es una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientaciones y pautas (coherencia) a la vida de una persona. A partir de esta definición:

  1. El estudio de las diferencias individuales sería sólo una parte del campo de la personalidad, siendo su verdadero objetivo el análisis de la organización de las partes de la persona en un sistema de funcionamiento total.
  2. Se enfatiza el estudio de la cognición, las emociones y la conducta, siendo central para la personalidad la organización (interrelaciones) de estos elementos.
  3. Es necesario incluir una dimensión temporal, ya que, aunque la personalidad sólo pueda operar en el presente, el pasado ejerce una influencia en el momento actual a través de los recuerdos y de las estructuras resultantes de la propia evolución, y el futuro ejerce su influencia en el presente a través de las expectativas y las metas que se plantea alcanzar el individuo.

Uno de los aspectos importantes considerados al definir la personalidad es que incluye características y estilos relativamente estables (consistentes). El grado de estabilidad o de cambio que concedamos a la personalidad va a ser uno de los elementos importantes a la hora de definirla. Puede decirse que la personalidad de un individuo empieza con componentes biológicos innatos, algunos compartidos con otras personas y otros más distintivos fruto de la propia herencia o de otras influencias, que, a lo largo de la vida, estas tendencias innatas se van canalizando por la influencia de múltiples factores, como la familia, la cultura u otras experiencias; y que la personalidad vendría constituida por el patrón resultante de conductas, cogniciones y patrones emocionales.

LA PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD COMO DISCIPLINA

El estudio de la personalidad empezó en el siglo XX, aunque podemos encontrar ya en la cultura clásica algunas de las ideas que hoy tenemos en la cultura occidental, por ejemplo el modelo de los 4 humores de Hipócrates[1]. En las 2 primeras décadas del siglo XX, los psicólogos desarrollaron “test mentales” para selección y diagnóstico, intentando demostrar su utilidad a la hora de resolver problemas prácticos  urgentes asociados con la inmigración, las organizaciones laborales, o la educación, así como la movilización general que se produjo con la I Guerra Mundial. Tras ella, se necesitaban medidas de personalidad que ayudaran a mejorar la predicción sobre el rendimiento escolar, laboral o militar. El estudio de la personalidad no se formalizó, como una rama de la psicología, hasta finales de la década de los 30. Tres manuales, y sus correspondientes autores, contribuyeron a su consideración de disciplina científica: Allport (Personality; A psichological interpretatión), Murray (Explorations in personality) y Stagner (Psicychology or Personality).

La psicología de la personalidad consideró como unidad principal de análisis a la “persona total” y analizó conductas privadas, no públicamente observables, como la motivación, así como las diferencias (más que las similitudes) en la aplicación de las leyes de funcionamiento. La II GM influyó en la psicología de la personalidad a través del desarrollo de intervenciones clínicas para readaptar a los soldados, sus familiares, y población en general para superar los problemas originados por los desastres bélicos.

La psicología de la personalidad ha estado vinculada a la búsqueda de soluciones de los problemas encontrados en la práctica clínica o en la necesidad de seleccionar personas para distintos fines, lo que hizo que desarrollara un carácter eminentemente funcional. Entre los factores positivos podemos señalar que la psicología de la personalidad diera un peso importante a los procesos motivacionales, como clave fundamental para el entendimiento de la conducta humana. Los psicólogos de la personalidad mantenían que la única forma de comprender la conducta era analizando al individuo total.

La psicología de la personalidad emprendió la tarea de formular teorías que integraran los aspectos aislados que otras disciplinas de la psicología iban comprobando en sus investigaciones; adquiriendo, de esta forma, un papel eminentemente integrador.

El punto de partida para un análisis holístico o integrador del funcionamiento individual radica en que la persona funciona como una totalidad, y que cada aspecto estructural (rasgos) o procesual (percepciones, cogniciones, etc.…) adquieren significado a partir de su papel en el funcionamiento total del individuo.

Sin embargo, prescindió en algunas ocasiones de la utilización de una metodología rigurosa; llegando a veces a guiarse por informaciones extraídas de la observación no controlada, de la intuición clínica, o de la generalización de principios a partir de datos poco contrastados. Entre los años 30 y 70, se formularon las grandes teorías de la personalidad de tipo clínico, tanto dinámicas (Freud,…), como humanistas (Rogers,…) o cognitivas (Kelly), como las factoriales o multi-rasgo (Allport, Guilford,…), o las bio-tipológicas (Pavlov,…), además de las más basadas en los supuestos más conductuales (Skinner,…), o en las aportaciones primeras del aprendizaje social (Rotter,…) La psicología de la personalidad ha puesto su énfasis en el estudio de la persona total, la dinámica de la motivación humana, y la identificación y medida de las diferencias individuales entre las personas.

Podemos resumir en tres puntos los principales acuerdos existentes en el campo:

  1. Se han hecho muchos esfuerzos para llegar a una conceptualización (los 5 grandes factores) ampliamente aceptada por los investigadores de las diferencias individuales.
  2. Se ha producido un progreso muy significativo en la conceptualización de la motivación humana, pasando de teorías basadas en la reducción del drive o impulso al surgimiento de aproximaciones cognitivo-afectivas, muy especializadas, para entender la dinámica de la conducta y la interacción social.Donde se ha progresado menos es en la conceptualización de la persona total. Ha resurgido el interés por el estudio del self, aún no se ha aportado una conceptualización realmente integradora.

MODELOS TEÓRICOS

Las distintas teorías formuladas para describir y explicar la personalidad pueden organizarse en torno a 3 modelos teóricos:

  1. El modelo Internalista entiende que la conducta está fundamentalmente determinada por factores personales o definitorios del individuo.
  2. El modelo Situacionista, por su parte, entiende que la conducta está principalmente determinada por las características del ambiente o situación en que ésta tiene lugar.
  3. El modelo Interaccionista, por último, reúne las dos posiciones anteriores, señalando que la conducta está determinada, en parte, por características personales; en parte, por parámetros situacionales; y, fundamentalmente, por la interacción entre ambos conjuntos de determinantes.

Modelo Internalista

Entienden a la persona como organismo activo, determinante fundamental de la conducta que manifiesta en las distintas situaciones. Los determinantes principales de la conducta son los factores, dimensiones estructurales, o variables personales, que definen a un individuo. Estos planteamientos mantienen que la conducta de los individuos es altamente consistente a lo largo de las distintas situaciones, y estable a lo largo del tiempo. Si la conducta es función principalmente de las variables personales, podrán hacerse predicciones válidas del comportamiento de los individuos. Para llevar a cabo este análisis de las variables personales, se utiliza metodología clínica y/o correlacional. El Internalista u Organísmico ha moderado ese reduccionismo, manteniendo como objeto de estudio la persona como todo integrado y los aspectos subjetivos, o no directamente observables, de la personalidad. Pueden distinguirse 3 tipos de planteamientos teóricos: procesuales, estructurales (ambos otorgando a las variables personales una naturaleza psicológica) y biológicos.

  • Procesuales (o de Estado). Las variables personales que determinan la conducta y que   posibilitan su predicción son de naturaleza dinámica, como estados y mecanismos afectivos y/o cognitivos, existentes en   el individuo. Se utiliza, en la mayoría de los casos, metodología    clínica, lo   que implica el estudio de individuo total,  con su peculiar y definitoria organización de los estados o procesos internos estudiados  a  partir  de  la  recogida    de datos basados en las observaciones    de la conducta, generalmente, en  contextos terapéuticos. Entre estos planteamientos podemos incluir:
    • Las teorías psicodinámicas (Freud,..).
    • Las teorías fenomenológicas (Rogers,…).
    • La teoría de los constructos personales de Kelly.
    • Estructurales. Las variables personales son de naturaleza “estructural”, denominándolas rasgos o disposiciones estables de conducta, cuya organización   y estructuración           peculiar configura la personalidad de un individuo. La conducta es consistente y estable a lo largo de las distintas situaciones y  en diferentes    momentos    temporales;    o, dicho en otros términos, que la ordenación   de   los   individuos   en  una variable o determinante personal específico se        mantiene cuando se observa la conducta en otros contextos. Metodología Multivariada.
      • 16 factores de personalidad de Cattell.
      • 3 factores o modelo PEN (psicoticismo, extraversión y neuroticismo) de Eysenck.
      • Modelo de los 5 grandes factores (Neuroticismo, Extraversión, Afabilidad, Tesón y Apertura a la Experiencia) de Costa y McCrae.
    • Biológicos. Se atribuye a los factores causales de la conducta, una naturaleza      no psicológica. Podemos incluir las concepciones que explican la conducta a partir del  funcionamiento  del  SN  o  del sistema endocrino[XV1] .

Planteamientos procesuales

Las teorías procesuales (o «de estado») consideran que las variables personales que determinan la conducta y que posibilitan su predicción son de naturaleza dinámica, como estados y mecanismos afectivos y/o cognitivos, existentes en el individuo. 

Se suele utilizar metodología clínica, lo que implica el estudio del individuo total, con su peculiar y definitoria organización de los estados o procesos internos estudiados a partir de la recogida de datos basados en las observaciones de la conducta, generalmente en contextos terapéuticos. 

Entre estos planteamientos estarían las teorías psicodinámicas (Freud, Jung, Adler…), las teorías fenomenológicas (Rogers, Maslow…), o la teoría de los constructos personales de Kelly.

Planteamientos estructurales

En los últimos años, se habla de un modelo de 6 factores de personalidad, denominado HEXACO. (Neuroticismo, Honestidad-Humildad, Emocionalidad-Extraversión, Afabilidad, Responsabilidad y Apertura a la Experiencia). Este modelo, tiene similitudes con el de los 5 en tres de los factores: Extraversión, Responsabilidad y Apertura, pero introduce algunos cambios con respecto a las facetas incluidas en los otros dos factores (por ejemplo, la Emocionalidad del HEXACO no incluye la ira que sí contenía el Neuroticismo del modelo de los 5, pasando esos aspectos a la dimensión de Afabilidad, que en el modelo de los seis enfatiza la paciencia y la tolerancia frente a la ira). Incorpora un sexto factor, Honestidad-Humildad con alguno de los contenidos que están recogidos en la Afabilidad de los 5, pero que según los autores constituyen un factor independiente y que puede ser relevante para el estudio de las relaciones sociales.

Los planteamientos teóricos más significativos dentro de este enfoque serían el modelo de los 16 factores de personalidad de Cattell (1965), el modelo de los tres factores o modelo PEN (Psicoticismo, Extraversión y Neuroticismo) de Eysenck (1952, 1990), y el modelo de los Cinco Grandes Factores (Neuroticismo, Extraversión, Afabilidad, Tesón y Apertura a la experiencia) de Costa y McCrae (1985, 1992).

Planteamientos biológicos

Se atribuye a los factores causales de la conducta una naturaleza no psicológica. Se puede hablar de teorías que consideran que la conducta manifestada por un individuo está determinada por su peculiar configuración anatómica, estableciendo a partir de la observación sistemática tipologías constitucionales que han sido utilizadas, en mayor medida, en contextos clínicos y estudios de la conducta delictiva. Se incluyen también entre estos planteamientos las concepciones que explican la conducta a partir del funcionamiento del sistema nervioso o del sistema endocrino.

Modelo Situacionista

Las causas que ponen en marcha y dirigen la conducta de las personas están fuera de ellas, lo que las hace ser más reactivas que activas. Los planteamientos integrados en el modelo situacionista se caracterizan por: un cambio en la consideración de los factores determinantes de la conducta; se deja recaer dicha determinación sobre factores ajenos o externos al individuo, es decir, sobre las condiciones estimulares que configuran la situación en que se desarrolla la conducta. Esta característica general se traduce en 2 supuestos principales: la consideración de que la conducta es aprendida, y el énfasis en el estudio de la conducta como unidad de análisis.

  • Consideración de que la conducta es aprendida. Se considera que la casi totalidad de la conducta es producto del aprendizaje; por ello, deben estudiarse los procesos de aprendizaje por los que adquirimos nuevas conductas. Este estudio se realiza mediante la utilización de metodología experimental, donde las hipótesis deben estar claramente definidas y deben poder verificarse a través de la manipulación de variables objetivas, externas al organismo, en un ambiente controlado. El procedimiento consistiría en manipular las variables del medio y observar las consecuencias de esta manipulación sobre la conducta.
  • Énfasis en el estudio de la conducta. Se equipara personalidad con conducta, considerando a ésta como unidad fundamental de análisis, como objeto principal de la investigación. No cabria hablar de consistencia, sino de especificidad: la conducta variará en función de las peculiares condiciones estimulares a que se enfrenta el individuo y, en caso de observarse un patrón de respuesta similar, será debido a la equivalencia entre las distintas situaciones en que se analiza la conducta.

Modelo Interaccionista

El modelo interaccionista (o dialéctico) vendría a superar las limitaciones de los planteamientos unidimensionales, al entender que la conducta estaría determinada, en parte, por variables personales; en parte, por variables situacionales; pero, fundamentalmente, por la interacción entre ambos tipos de determinantes. Bajo este modelo de sistema abierto, la personalidad no sería una máquina ni una entidad predestinada, sino un sistema autorregulador en permanente interacción con otros sistemas. Postulados teóricos del interaccionismo:

  • La conducta es función de un proceso continuo de interacción bidireccional entre el individuo y la situación. 2 tipos de interacción:
    • Mecanicista (unidireccional). Interacción entre los efectos principales (persona y situación) sobre la conducta. Utiliza como técnica estadística el análisis de varianza distinguiendo claramente entre variables independientes (factores personales y situacionales) y dependientes (conducta analizada). En este caso, la interacción sería entre causas, no entre causa y efecto.
  • Dinámica (recíproca o multidireccional). Interacción recíproca entre conducta, factores personales y factores situacionales. Sería multidireccional, analizando tanto las interacciones entre variables independientes, como entere variables independientes y dependientes.
    • El individuo es un agente activo e intencional en este proceso de interacción. La persona interpreta las situaciones, les asigna un significado y, además, como resultado de su historia de aprendizaje, elige, en la medida de lo posible, las situaciones a las que se enfrenta, seleccionando de ellas aquellos aspectos que le resultan más significativos, convirtiéndose en señales de su conducta.
    • Por parte de la persona, los factores cognitivos son los determinantes más importantes de la conducta. Mischel: autor que ha ofrecido un entendimiento más estructurado de los determinantes personales de naturaleza cognitiva, que se completa con su más reciente formulación del sistema cognitivo-afectivo de personalidad (CAPS), incorporando también el papel de los factores emocionales.
    • Por parte de la situación, el determinante principal viene dado por el significado psicológico que el individuo asigna a la situación. Diferenciación más entre “entorno”, “situación” y “estímulo”, con el fin de centrar los intereses de la psicología de la personalidad en este contexto. El entorno sería el marco general en que tiene lugar la conducta (factores sociales y culturales). La situación sería el marco momentáneo o escenario en que ocurre la conducta. Los estímulos serían los elementos que integran y conforman la situación. Situación percibida: hace referencia al proceso por el que las situaciones y las condiciones situacionales son percibidas, construidas cognitivamente y valoradas por la persona.

ELEMENTOS IMPORTANTES EN EL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD

El psicólogo de la personalidad tiene como meta comprender la estructura y los procesos psicológicos que contribuyen al funcionamiento distintivo del individuo, sin olvidar los factores ambientales y genéticos que influyen y afectan al mismo

La Estructura

La estructura se refiere a los aspectos más estables de la personalidad. En el pasado, se hablaba de categorías temperamentales de carácter discreto e independiente, donde una persona podía ser pícnico o atlético, pero no podía compartir características de ambos temperamentos. De forma más general y actual, se utilizan los conceptos de rasgo y de tipo para recoger estos aspectos más disposicionales y difíciles de cambiar.

  • El concepto de rasgo recoge la consistencia de la respuesta de un individuo ante distintas situaciones, y se aproxima al concepto que la gente utiliza para describir la conducta de los demás (hostilidad, agresividad,…).
  • El concepto de tipo recoge la agrupación de diferentes rasgos. En comparación con el rasgo, el tipo implica mayor generalidad de la conducta (Ej.: extraversión que incluye, en el modelo de Eysenck, los rasgos de impulsividad y sociabilidad).

Las distintas teorías difieren en las unidades concretas que utilizan. A lo largo de los diferentes modelos, hay dos dimensiones recurrentes hay 2 dimensiones recurrentes, la Extraversión y el Neuroticismo, ambas con una importante carga genética y generalidad en las distintas culturas. Por otro lado, están los rasgos que llamamos cognitivos (expectativas, planes, estrategias) y emocionales (ansiedad, era, afecto positivo y negativo), que quedan incluidos, en los grandes rasgos. Los rasgos se entienden como dimensiones bipolares a lo largo de las cuales se sitúan las personas. Se consideran tendencias de respuesta, y proporcionarían una firma reconocible de lo que una persona tiende a expresar en un amplio rango de situaciones y a lo largo de un periodo de tiempo. Los rasgos nos ayudan a describir, comparar y predecir la conducta de las personas. No nos permiten explicarla.

El Proceso

El proceso se refiere a los conceptos motivacionales, cognitivos o afectivos que dan cuenta de la conducta.  En el hecho de que finalmente el individuo lleve a cabo una u otra conducta intervendrán estos aspectos dinámicos que interactúan con las características de la situación o contexto considerado. Las teorías disposicionales o de rasgo tienen como meta caracterizar a los individuos en términos de un número, preferiblemente pequeño, de disposiciones estables que permanecen invariantes a lo largo de las situaciones y que son distintivas para el individuo, determinando un rango amplio de conductas importantes. Se centrarían en características estables que diferencian consistentemente a los individuos, buscando evidencia a favor de la amplitud y duración de estas diferencias a lo largo de las diversas situaciones. Las aproximaciones basadas en el proceso consideran que la personalidad es un sistema de unidades mediadoras (expectativas, metas, creencias,…) y procesos psicológicos (cognitivos y afectivos), conscientes e inconscientes, que interactúan con la situación.

Los Determinantes Ambientales y Culturales

Entre los determinantes ambientales nos encontramos los factores culturales, sociales o familiares. El pertenecer a una u otra cultura condiciona las metas que nos proponemos, nuestra forma de valorar el éxito o el fracaso, o lo que es importante y lo que no lo es, y de ahí, las consiguientes reacciones cognitivas y afectivas que podemos experimentar ante estas situaciones. Hay conductas que vienen condicionadas por la pertenencia a un determinado grupo social, como los aspectos que serán más valorados en función de criterios, como son, el estatus social o la ocupación profesional. La familia ejerce una importante influencia desde el momento en que las distintas prácticas de crianza afectan al desarrollo de la personalidad, su conducta sirve de modelo para los niños, recompensan o castigan determinados comportamientos, y determinan el tipo de situaciones y estimulaciones que el niño recibe en sus primeros años. Las conductas y reacciones de las personas van a estar en función de cómo perciban las situaciones en las que están inmersos; pero, al mismo tiempo, ellos afectan a las situaciones, por lo que hay una constante y continua interacción entre las personas y las situaciones. Por otra parte, la personalidad viene determinada, en parte, por factores biológicos, que incluyen variables genéticas, constitucionales, fisiológicas y bioquímicas.

Los Niveles de Análisis

Los motivos, las metas, planes, valores, estilos de afrontamiento, logros o proyectos personales, expectativas, afectos, estilos de apego, tareas vitales, es decir, variables de personalidad que están muy   vinculadas a la conducta y son importantes para la descripción total de la persona. Nos indican qué desafíos afronta una persona en el presente y hacia dónde camina o qué persigue para el futuro, por lo que están contextualizadas en el tiempo. El estudio de estas unidades nos permitirá no solo predecir la conducta como hacemos con los rasgos más estables, sino identificar los mecanismos causales responsables de la conducta. A partir de un planteamiento de esta naturaleza, podremos ser capaces de predecir y explicar la conducta, y también el cambio en mayor medida que un planteamiento basado en rasgos más o menos fundamentados biológicamente y con una mayor estabilidad y consistencia. ¿Qué es lo que “fortalece la capacidad de las personas para adaptarse a nuestro mundo rápidamente cambiante”? Si hablamos de rasgos disposicionales, estaremos indicando en general una alta estabilidad, pero si hablamos del proceso o de los elementos dinámicos (metas, creencias,), la posibilidad de cambio y adaptación a las circunstancias es mucho mayor.

McAdams propone que, para entender la estructura y dinámica de la personalidad, se deben incluir al menos 3 niveles, teniendo en cuenta que cada uno incluye a su vez, una amplia gama de constructos de personalidad:

  • Los rasgos disposicionales (nivel I). Incluiría dimensiones de personalidad, relativamente descontextualizadas o rasgos, con estabilidad temporal y consistencia transituacional.
  • Los intereses personales (nivel II). Es lo que la persona quiere (expectativas, creencias, motivaciones) y los métodos que utiliza para conseguir lo que desea (estrategias, planes…) y evitar lo que no desea, o lo que hemos denominado como “unidades de nivel medio” o también se han llamado “constructos de acción personal”.
  • La narración de la propia vida (nivel III). Consideraría la auténtica identidad de una persona, su propia   narración o historia vital, indicando quién o qué está intentando ser, es decir, su identidad. Incluirían el tono emocional, imágenes o metáforas significativas, ideologías, episodios con un marcado carácter o significado para el individuo, las idealizaciones o aspiraciones, y un final, que marca el legado que uno deja para generaciones posteriores.

Las Integraciones Recientes

  • LEl primer principio, sobre “evolución y naturaleza humana”, diría que las vidas humanas son variaciones individuales en un diseño evolutivo general, lo que recogería las formas en que cada persona es como las demás.
  • El segundo principio, “la estructura disposicional”, diría que las variaciones en un conjunto pequeño de rasgos disposicionales constituyen los aspectos más estables y reconocibles de la individualidad psicológica.
  • El tercer principio, “adaptaciones características”, indicaría que nuestras vidas varían con respecto a un amplio rango de adaptaciones motivacionales, socio-cognitivas, y evolutivas, contextualizadas en el tiempo, lugar y/o rol.
  • El cuarto principio, “narraciones de vida e identidad personal”, indica que las personas varían con respecto a las historias de vida que integran, o narraciones personales, que los individuos construyen para dar significado e identidad a sus vidas en el mundo en que viven. La identidad narrativa incorpora el pasado reconstruido y el futuro imaginado en un todo más o menos coherente que da a la vida de la persona un cierto nivel de unidad, propósito y significado.
  • El quinto principio, “el papel diferencial de la cultura”, resalta el papel de la cultura en los distintos niveles de la personalidad. Así, aunque proporciona reglas para la expresión conductual, tendría un papel más modesto en la expresión de los rasgos; un mayor impacto en las adaptaciones características, y donde ejerce su influencia más profunda sería en las historias de vida, proporcionando temas, imágenes, argumentos para la construcción psicosocial de la identidad narrativa.

ESTRUCTURA DEL TEXTO

Para alcanzar los objetivos que caracterizan al estudio de la personalidad se han seguido tres orientaciones:

  • Por una parte, se han generado distintas teorías de personalidad, que parten del hecho constatado de que las personas están continuamente manifestando conductas cuyo significado puede interpretarse desde distintos puntos de vista.
  • La segunda orientación entiende la psicología de la personalidad no como “teorías de personalidad” sino como investigación en personalidad. Los autores investigan constructos y elaboran “microteorías”, que no persiguen los objetivos tan comprehensivos de las tradicionales teorías de la personalidad, sino un acercamiento más puntual a un rango más limitado de fenómenos (esto facilita el progreso de la investigación en las áreas estudiadas).
  • La tercera orientación adopta una postura intermedia[2] combinando la presentación de formulaciones teóricas con aplicaciones e investigación en problemas o aspectos concretos. (Esta es la orientación que seguirá el libro].

RESUMEN

Podemos definir la personalidad como la forma de pensar, percibir o sentir de un individuo, que constituye su auténtica identidad, integrada por elementos de carácter más estable (rasgos) y elementos dinámicos (cognitivos y afectivos), más vinculados con la situación y las influencias socio-culturales, que determinan su conducta, así como los nuevos productos cognitivos, motivacionales o afectivos que entrarán en juego en la determinación de la conducta futura.

GLOSARIO

  • Estado. Manifestación de conducta que expresa el rasgo en interacción con las características específicas de la situación en que se produce la conducta (ej. mientras el rasgo de ansiedad indica una predisposición a percibir más situaciones como amenazas y responder ante ellas con mayor ansiedad; el estado de ansiedad sería la manifestación objetiva de esa ansiedad en un momento determinado y en una situación concreta, medida en preocupación, frecuencia cardiaca, sudor en las manos, etc.)
  • Modelo interaccionista. Recoge aquellas formulaciones teóricas que, a la hora de explicar la conducta, dan más peso a la interacción entre factores personales y situacionales.
  • Modelo internalista. Recoge aquellas formulaciones teóricas que, a la hora de explicar la conducta, dan más peso a los factores o variables personales, ya sean de naturalezapsicológica (teorías estructurales y procesuales) o biológica (topologías constitucionales, neuro-endocrinas,…).
  • Modelo situacionista. Recoge aquellas formulaciones teóricas que, a la hora de explicar la conducta, dan más peso a los factores externos al individuo, es decir, a variables situacionales.
  • Niveles de análisis en personalidad. Desde lo más general a lo más específico tendríamos: (1) Tipo o Grandes factores; (2) Rasgos, factores, facetas o dimensiones; (3) Unidades medias, estilos de respuesta o variables generalizadas; (4) Estados (manifestaciones cognitivas, emocionales, motoras concretas), estrategias, expectativas específicas.
  • Personalidad. Forma de pensar, percibir o sentir de un individuo, que constituye su auténtica identidad, y que está integrada por elementos de carácter más estable (rasgos) y elementos cognitivos, motivacionales y afectivos más vinculados con la situación y las influencias socioculturales, y por tanto, más cambiables y adaptables a las peculiares características del entorno, que determinan, en una continua interrelación e interdependencia, la conducta del individuo.
  • Rasgo. Disposición estable de conducta que utilizamos para describir a las personas, comparar unas con otras y predecir la conducta futura. Se trata de una abstracción derivada de la observación de conductas altamente correlacionadas o que tienden a darse de forma conjunta. También se utilizan los conceptos de factor o dimensión.
  • Tipo. Concepto que recoge la agrupación de distintos rasgos o factores de personalidad. En algunos modelos el concepto es equivalente a Grandes factores o factores de 2º orden que, a su vez, engloban otros rasgos o facetas de primer orden. (Por ejemplo, Extraversión, Gran factor o tipo, engloba otros rasgos o facetas como dominancia, dinamismo; o Neuroticismo, engloba Ansiedad, Depresión, Vulnerabilidad, etc.)
  • Unidades de nivel medio. Variables y características personales que tienen cierta estabilidad, pero que son más modificables en función de la experiencia y las condiciones situacionales (ej.: expectativas –de autoeficacia, de control, de resultado…-, estilo de afrontamiento, metas, valores,…) y que nos permiten identificar los mecanismos causales responsables de la conducta.

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REFERENCIAS

  • Resumen Jovana RN (2017-18)
  • Resumen NESS Uned (2015-16)
  • Bermúdez Moreno, J., & e-libro, C. (2011). Psicología de la personalidad (1® ed.). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • UNED aLF

[1] La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro humores, unos fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción semejante (pepsos). Cuando los cuatro humores (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema) se desequilibraban (dyscrasia, mala mezcla), el individuo enfermaba y permanecía enfermo hasta que se recuperaba el equilibrio. La terapia hipocrática se concentraba en restaurar este equilibrio. Por ejemplo, se creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema.

[2] Esta es la orientación que seguirá el libro


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